Es inevitable no contagiarse de la alegría que irradia el sol que acaricia mi piel y que hace lucir la tuya como el caramelo más dulce hecho por la naturaleza. Es inevitable que las partículas de las que se compone el aire tejan a su antojo el clima ideal donde crezcan tus miradas y nuestras sonrisas.
Ya ves, no tengo dinero ni lujos. No presto atención a lo material porque no estoy acostumbrado a tenerlo; pero tampoco estoy acostumbrado a tenerte, y a ti si..; te presto más que atención.
Porque en esta vida larga donde tanta veces nuestra compañía son las lágrimas y nosotros mismos, tu eres mi mayor regalo. Porque hoy te ofrezco lo único que te puedo ofrecer como regalo y que ya tienes: a mí.
J.M Sabater
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